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reportaje: la inseguridad en méxico

México se distingue por ser un a país rico en atributos que lo convierten en un lugar único a los ojos de quien sepa apreciar belleza en todos los sentidos. Belleza humana, belleza natural, belleza histórica, culinaria, arquitectónica, cultural, entre muchos otros tipos. Quien goza de haber nacido en territorios mexicanos se sabe orgulloso y afortunado, sin embargo, estaríamos hablando del paraíso si la descripción del país terminara aquí. Lo que nos atañe al día de hoy es conocer más a profundidad el otro lado de la moneda de este asombroso pero siniestro país, que ha cargado con una pesada y gran culpa de encontrarse en los países más peligrosos del mundo.

Historia: lo que la escuela no enseña

Muchos de los nacidos en este país hemos crecido ya con un sentido a la violencia que podría considerarse como innato, parte de la evolución cultural del país, sin embargo, esto ha ocurrido inconscientemente, tal como la ciencia explica que las especies a lo largo de los siglos han desarrollado maneras varias de adaptarse mejor al ambiente que desarrolla su ecosistema, con tal de sobrevivir. Las escamas del mexicano es su deshumanización ante el hábito de violencia en el vive, la muerte ya no es sorpresa.

Muchos de los nacidos en este país hemos crecido ya con un sentido a la violencia que podría considerarse como innato, parte de la evolución cultural del país, sin embargo, esto ha ocurrido inconscientemente, tal como la ciencia explica que las especies a lo largo de los siglos han desarrollado maneras varias de adaptarse mejor al ambiente que desarrolla su ecosistema, con tal de sobrevivir. Las escamas del mexicano es su deshumanización ante el hábito de violencia en el vive, la muerte ya no es sorpresa.

Aunque cueste trabajo imaginarlo, México no siempre fue así. Basta remontarnos unos años atrás a las clases de primaria, donde el docente hablaba sobre expediciones, tres embarcaciones, personajes provenientes de España y ruptura de la paz en la que la comunidad indígena vivía en los territorios de este continente. Contrario a lo que muchos pudieran pensar, la violencia no se originó en los sacrificios humanos o en

los enfrentamientos entre un grupo étnico o el otro, tanto Aztecas como Olmecas, y cualquier otra civilización indígena de este momento histórico. El estilo de vida basado en las creencias bajo las cuales constituían sus código de conducta estaba dirigido única y exclusivamente a servir los deseos de las divinidades y figuras omnipotentes que otorgaban una explicación a su existencia misma y a los hechos que salían de su entendimiento. 

La violencia es el acto de quebrantar un estado de paz ajeno mediante el uso de la fuerza, con el fin de imponer o dominar. Es por esto que aunque lo que hoy es aceptado socialmente, aquellos códigos de conducta social que guían la moral con la que juzgamos nuestra la manera de convivir, no comulga con el que se practicaba milenios atrás. Es decir, el acto de matar para estas civilizaciones contribuía a las actividades religiosas, incluso el sacrificado consideraba un acto de honor el morir en servicio a los dioses. Por más sanguinarios que fueran estos rituales, no comparten en esencia ningún acto de violencia. 

La violencia llega para quedarse en el momento histórico de la Conquista. Resultado de la implantación e imposición del Sistema Colonial, los valores, principios, actitudes, vicios, usos y costumbres que hoy son parte del ejercicio del poder sobrellevaron un proceso en el que el abuso, impunidad, no atención, injusticia y negligencia son la orden del día, lo fue en 1521 y lo sigue siendo hasta nuestros días.  

México se construyó sobre cimientos de dolor, sufrimiento, pérdida y sometimiento, ambiente envuelto en la esencia y la estructura que el gobierno que tomaba forma y fuerza constituyó, poco a poco la manera de actuar del gobierno y su toma de decisiones fundaron un país. Más tarde, en la Independencia, los mexicanos se alzaron en armas, en un intento por contrarrestar el daño que se había hecho, o eso utilizaron como justificación para dar vida al movimiento. Sin embargo, lo que sucedió entre criollos y gachupines fue luchar por el poder de la misma forma con la que se los habían arrebatado, sólo para tomar el puesto sin ejercer cambio alguno. Los revolucionarios que ganaron fueron los que traicionaron y lo que terminaron por construir una nación con la misma base ideológica violenta del periodo colonial. La forma era distinta, pero el fondo se mantuvo. 

el estilo de vida de los mexicanos

Muchos años han pasado desde entonces, varias revoluciones han evolucionado la realidad en la que vivimos y aún así nada de esto ha servido para dejar atrás esta mentalidad que dicta que el que tranza no avanza, y que hay que pasar por encima de todo y de todos para lograr mantener al pueblo a raya. Ese es el México de hoy, una y otra vez los movimientos del gobierno han demostrado que todo sigue igual y que la democracia es el teatro en cuyos camerinos sigue escondido el cáncer de este país estancado. Claro está que México no es la única nación, ni civilización que ha empleado medios crueles y despiadados para dirigir su curso, no obstante, es ejemplo perfecto de una sociedad que ha aceptado que la violencia se ejerza desde el poder del Estado. 

Hemos aprendido a vivir durante los últimos cinco siglos en un mundo violento en el que para estar en armonía, se requiere aplicar la violencia en sus diversas y múltiples dimensiones. Desde la violencia silenciosa hasta los periódicos estallidos de violencia social. Desde la violencia interior y familiar, hasta la violencia económica, cultural y la ejercida por el Estado.

Hoy hace casi diez años, los homicidios, el secuestro, la extorsión y los robos siguen causando el mismo daño y sufrimiento a los ciudadanos y parece que no se tiene ni intención de hacer algo al respecto. La

forma en la que las autoridades gubernamentales entienden la seguridad y la participación ciudadana es una parte importante del problema.

Dentro de las actividades de la vida cotidiana en México existe un sin fin de frases que los padres les repiten a sus hijos cada vez que salen por la puerta principal de su hogar. Estas frases pueden ser diferentes entre sí, sin embargo lo que quieren transmitir es la misma preocupación y miedo que los inunda ante los peligros que hay allá afuera. Mientras que esto sucede las autoridades responsables de mantener, guardar y ver por la seguridad, según el artículo 2º de la Ley General del Sistema Nacional de Seguridad Pública, se han concentrado en medidas tales como patrullajes constantes, se han colocado cámaras e video-vigilancia y las armas deben estar presentes en el material de trabajo de los policías. Aún así la inseguridad es la principal preocupación del 60% de los mexicanos en la actualidad. 

Una década después, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Victimización, en el año 2016 la inseguridad continuaba siendo el problema que más preocupaba al 60 % de los mexicanos, hoy es el 69.2% el índice de preocupación en el Estado de México, de acuerdo con el INEGI. Además, seguimos contando homicidios. Ya son tantos que las más de 200 mil personas que han sido asesinadas son algo normal. También son ya cotidianas la víctimas de delitos, puedo son 21.2 millones de mexicanos en promedio en los últimos seis años, quienes cuentan con al menos una experiencia de este tipo y el sentimiento de inseguridad que invade al 70 % de los ciudadanos en todo el país. 

Lo que la juventud enfrenta

En lugar de que la incertidumbre de lo que pudiera traer el futuro pusiera a pensar a los jóvenes mexicanos en los caminos que los guiarán a la realización de sus metas y sueños, en México esta preocupación se ve opacada por el miedo presente en su día a día y la posibilidad de salir de casa y no volver.

Durante el foro Juventud del Instituto Electoral del Distrito Federal (IEDF), José Antonio Ruiz Hernández, del Fondo de Población de la Organización de Naciones Unidas (ONU) México, presentó los 10 problemas que más preocupan a los jóvenes en México, la cual posiciona en segundo lugar después de inseguridad, el desempleo, seguido de corrupción, aumento de precios, narcotráfico, educación, falta de castigo, pobreza, salud y escasez de agua, de acuerdo con cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).

La siguiente gráfica muestra un estudio realizado por el Inegi en Marzo de 2018. En ella se muestra la sensación de inseguridad de los mexicanos por estado del país. Como es posible observar los puntos rojos y cafés son abundantes, ellos representan los estados más percibidos como los más peligrosos. Sin embargo, la percepción no es generada por la imaginación o paranoia infundada, sino por hechos que no han hecho más que acechar la paz. 

En datos duros, de acuerdo con Animal Político más de dos mil 500 personas fueron asesinadas durante el primer mes de 2018. Se trata del enero más violento

el último sexenio

El Estado de México, de acuerdo con las cifras de Wallace tenía, all último día de febrero 2,143 secuestros con una población de 10 millones de personas, por lo que encabeza la lista de comisión de este delito. Sigue Tamaulipas con 1,071 secuestros, con 3 millones 441 mil pobladores, y posteriormente están los 824 casos de secuestro registrados en Guerrero, que tiene 3.5 millones de habitantes. A continuación la entrevista a Alonso Suárez, víctima de secuestro en el Estado de México el año pasado.

del que haya registro en México. En cuanto a secuestros, Isabel Miranda de Wallace, fundadora de la asociación Alto al Secuestro, el delito ha disminuido  un 28% desde 2013 en el país, sin embargo aunque no ha aumentado, tampoco han sido efectivas las medidas para hacer que desaparezca. 

El Presidente de la República, Enrique Peña Nieto inauguró el 5º Foro Nacional Sumemos Causas por la Seguridad: Ciudadanos más Policías, al principio de su sexenio, con él esperaba ofrecer un espacio de diálogo y reflexión con el objetivo de reunir propuestas que determinaras soluciones a la problemática de seguridad púbica que sufre el país.  

“En particular, disminuir los indicadores relacionados con homicidios, secuestros y extorsiones. Para lograrlo, vamos a articular los programas, esfuerzos, acciones y presupuestos, con que cuenta el Estado para construir un México en paz. No habrá improvisación.”

-EPN

Entre las medidas recuperadas, se determinaron cuatro acciones a implementar. La primera declaraba que se fortalecerían las capacidades tecnológicas de las corporaciones de seguridad pública, es decir, que se 

equiparía con lo último en tecnología a las fuerzas del orden. La segunda establecía la entrada en operación del número único de emergencia nacional 911. La tercera, la implementación de operativos especiales de las Fuerzas Federales en cualquier zona del país que se necesitara, además de mejor coordinación entre fuerzas locales y federales para una mejor labor en pro de la seguridad. Por último, como cuarta medida, el avance de profesionalización de los integrantes de las fuerzas policiales, es decir capacitación por medio del Programa Rector de Profesionalización a todos los policías y mandos de las fuerzas del país. 

Esto es lo que Peña Nieto hizo, estas son las medidas que ven por la seguridad de los ciudadano hoy y no mucho ha cambiado. Estamos en tiempos de campañas, se acercan las elecciones y esto definitivamente tiene que acabar, pero la pregunta permanece ¿qué podemos hacer diferente?, la respuesta está tanto en los candidatos como en cada uno de nosotros. 

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